(1916 -1990). Novelista, cuentista, poeta y guionista británico, con fuertes lazos a Inglaterra pero también a Noruega. Fue catador de chocolatinas Cadbury, expulsado de un internado inglés y piloto de avión en la la Segunda Guerra Mundial con la Fuerza Aérea británica (y se dice que esto inspiró el guion de Los Gremlins).
Si bien falleció en 1990: su obra perdura en la memoria de cientos de niños. Es conocido en todo el mundo por sus relatos fantásticos como Charlie y la fábrica de Chocolate, Las Brujas, el Superzorro o James y el durazo gigante. Amante del terror (como se ve en sus cuentos Relatos de lo inesperado) y del humor. En sus libros, el lenguaje y los personajes son desafiantes y critican todo lo que no se puede decir: acerca de los padres y la escuela, como en Matilda, o de los cuentos tradicionales, como en Cuentos en verso para niños perversos... En 2023, la reedición de su obra por Puffin Books que contemplaba la adaptación a términos políticamente correctos e inclusivos lo hizo protagonizar un escándalo: no sería el primero de la obra de Roald.
Si algo lo define, es su humor brillante, sutil e irreverente. De sus libros, se desprende una alta estima y respeto por la infancia, donde son a menudo los únicos lúcidos entre adultos mediocres, y capaces de criticar la escuela, la familia, las injusticias a su alrededor.
Su hija, Tessa, lo define así: «Mi padre creía que todos los niños poseen una brasa. Pero alguien debe encender el fuego. Y una vez encendido tiene que atizarse con frecuencia, y es de importancia vital que se mantenga vivo y no se apague nunca. Todos los libros para niños de mi padre llevan un volcán rugiendo en sus entrañas. Arrojan cientos de ideas provocativas y excitantes fogonazos. Están llenos de ternura. Muestran el amor con que no se atrevía a tocarnos.»
Tessa Dahl: Mi padre, Roald Dahl. El País, 12 de junio de 1988.
Fui una niña maravillada por las brasas de Dahl junto a los dibujos de Quentin Blake que lo retrataban con desparpajo. Sigo siendo lectora ferviente de su obra, confío en la inteligencia de sus libros y de los lectores, que probablemente sea más aguda que la de los adultos que buscamos ponerlos en cajas de cristal. Para quien quiera, comparto un disparador para introducir a este autor (con fotos de su vida y obra).
En una nota más académica, comparto también una ponencia de Nahuel Levington y Milagros Corcuera que destaca su irreverencia y la de Lemony Snicket, la ruptura de convenciones y lo 'correcto' en ambos; así como el powerpoint que la acompaña.
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